Imagen del partido de la temporada pasada. Foto: R.C. |
No un par de años, pero casi, es el tiempo que ha estado el conjunto vizcaíno sin conocer la derrota ante su afición. Hace dos semanas, las de Juan Luís Fuentes ponían fin a una racha de 19 meses de éxitos en Lezama tras pinchar ante el Atlético de Madrid (1-2). Las rojiblancas saben que un nuevo tropiezo no sólo supondría caer ante el eterno rival sino además ver mucho más de cerca en la tabla a sus más inmediatos perseguidores.
La única fórmula posible que pueda evitar todo lo anterior es ganar a una Real que sigue estancada en la parte baja de la tabla después de haber sumado uno de los últimos quince puntos en juego, pero que llega con toda la ilusión y convicción del mundo al encuentro. La de mañana puede que sea la mejor plantilla del campeonato, pero no es ni mucho menos invencible.
De hecho, en los tres enfrentamientos de pretemporada donostiarras y bilbaínas no han podido estar más igualadas. En el primero de ellos, el Torneo Sport Mundi, el Athletic se impuso por 2-0, mientras que una semana más tarde las de Gazpio levantaban su primer Trofeo Euskal Herria al vencer por idéntico resultado. Una vez arrancada la Liga ambos conjuntos volvieron a verse las caras en el Memorial Caballero que acabó en tablas.
Los amistosos ya quedaron atrás y ahora llega la hora de la verdad. Los derbis son encuentros cargados de ilusión, colores y sentimientos que quedan grabados en la memoria de los aficionados y más cuando se obtienen buenos resultados. En juego habrá tres puntos que a estas alturas de temporada pueden parecer anecdóticos, pero para la Real ganar supondría cambiar una mochila cargada de toneladas de sufrimiento y tensión por otra cargada de alegría, ilusión y optimismo.
¡¡AURRERA EQUIPO!!
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